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Reflexiones sobre el futuro de la sociedad en la era digital

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Hace unos días, en un ciclo de conferencias sobre el entorno digital, una frase; bueno, de hecho unas cuantas, me hicieron reflexionar sobre los cambios a los que nos estamos sometiendo para adaptar nuestras vidas a la digitalización.

“Donde hay un sueño, hay un camino”; se trata de parte del título elegido para la conferencia que inauguró el Ciclo de Conferencias organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección en Barcelona. En este caso era Isaac Hernández quién dirigía la conferencia, Director de Goo
gle for Work para España y Portugal, y su exposición reflexionaba sobre el  modo en que la tecnología está cambiando nuestra forma de vivir y de relacionamos y de qué valor le damos actualmente al conocimiento.

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Isaac es ingeniero canario, actualmente responsable de desarrollar y dirigir la estrategia de empresa de Google en la Península Ibérica. En mi opinión Isaac describe a la perfección el proceso de cambios en el que estamos inmersos; la tormenta perfecta lo llama él. Una transformación en la que se combinan simultáneamente el Biga Data, la nube, la movilidad y las redes sociales. Asistimos a un escenario de cambios con triple vertiente: cambios en los negocios, en la tecnología y en la cultura social.

Nunca antes en la historia de la humanidad se había producido un proceso de ese calibre en un espacio de tiempo tan corto, ni había afectado a tantas personas a la vez. No es una revolución de las élites; es una revolución que afecta simultáneamente a millones de personas, a todas las sociedades y a los diferentes territorios del planeta. Estamos sumergidos, de lleno, en un universo de cambios disruptivos.

La sociedad de la información y el conocimiento, soportada en el desarrollo y la generalización de las TIC, inunda y transforma los procesos económicos, las relaciones sociales y los soportes culturales. Nos enfrentamos a un nuevo mundo marcado por la exponencialidad: cada año se duplica la capacidad de producción y los precios caen a la mitad. Las cuatro primeras compañías del mundo en capitalización bursátil, por primera vez, son tecnológicas; ya no lo son los bancos ni las petroleras.

El software “se come el mundo” y fuerza el nacimiento de nuevas organizaciones y diferentes espacios sociales. El esquema cambia respecto al generado por la Revolución Industrial, de nuevo vivimos una revolución que modifica las metodologías y estructuras laborales que conocíamos hasta ahora. La robotización de los procesos acarrea la desaparición de puestos de trabajo hasta ahora desempeñados por las personas; cambian también las relaciones para desempeñar los distintos empleos; desaparece la intermediación en la representación de los trabajadores; y la presión que hacen los nuevos sistemas de información fuerza a las compañías a adaptar metodologías más ágiles que den paso a nuevos talentos. En este nuevo camino nace una nueva forma de relación laboral; ahora prima la interconexión entre quien tiene las ideas y quien tiene la capacidad de decisión. La innovación en la tecnología se extrapola a la innovación en las personas y se imponen así nuevos procesos de selección y gestión del talento. La selección del personal y la toma de decisiones de las empresas ahora gira en torno a otra forma de trabajar: potenciar equipos y tener liderazgo compartido. Esta tendencia responde al lema «cuanto más, mejor»; cuantos más cerebros más ideas, todo se encamina a la suma de inteligencias.

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La tormenta perfecta lo está cambiando todo: la forma de producir;  la forma de consumir; los métodos; los canales de comunicación y, en esencia, el mundo. Empezamos con el machine learning, hacia la inteligencia artificial y camino al Internet de las cosas (IoT). Los vehículos empiezan a desplazarse sin conductor, las lentillas llevan sensores que miden el nivel de glucosa en la sangre, se están construyendo ciudades inteligentes… Está pasando.

Las previsiones de crecimiento del IoT se cifran en un ritmo del 17% anual hasta 2019, con un importe previsto para ese año de 1,18 billones de euros. El Global Talent Risk, publicado por el World Economic Forum el pasado año, prevé que Estados Unidos necesitará más de 25 millones de nuevos trabajadores de estudios superiores especializados, y la Unión Europea más de 45 millones, en el año 2030.

La gran duda surge al plantear lo siguiente: ¿están los sistemas educativos en condiciones de formar a todos estos nuevos profesionales? Todo cambia demasiado deprisa, y los que más rápido se adaptan son las grandes empresas de comunicación y tecnología. Microsoft, Cisco, Google, Samsung, IBM, o Apple están ya introduciéndose en los entornos virtuales de aprendizaje; elaboran sus propios planes educativos y aspiran a ser grandes agentes educadores mundiales.

Y en este contexto, llegamos a la conclusión que el mayor riesgo –tanto para las organizaciones como para las personas- es no correr ningún riesgo. Es necesario revisarlo todo; reformarlo todo. Y soñar. Porque, como muy bien plantea Isaac Hernández, “el 40% del éxito de un proyecto tiene que ver con la pasión”. Cuando ves el fondo tienes claro el sueño. Y donde hay un sueño hay un camino.

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Milagros Luis Brito

Mujer, canaria; autora de diversas publicaciones relacionadas con la Historia de Canarias. Concejala en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, Diputada en el Parlamento de Canarias, Viceconsejera de Medio... Leer más

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